Don Florencio vive en Polvorín de los Nogales acompañado por Musa, una perrita chihuahueña.
A través de aventuras descubre que su profesión ha de ser la de bibliófilo, el que ama los libros. Así, don Florencio contagia a todos de su devoción por los libros y transforma la vida del pueblo entero.
A partir de una profunda solidaridad entre los miembros de una familia, de una comunidad pueblerina y de lectores del mundo entero se inicia una entrañable lucha por defender el derecho que tenemos todos a una vida más plena a través de la imaginación, las palabras y el acto de la lectura.
«Es muy atractiva la forma en que mezclas el gusto por la lectura y la bibliomanía clásica con sucesos locales de una pequeña provincia. Ahí está, de moro entrañable, lo universal y lo particular.»
Juan Villoro